lunes, 1 de diciembre de 2008

PLURALISMO, MODERNIDAD Y CRISIS DE SENTIDO

Una de las características de nuestro tiempo es la puesta en tela de juicio de todas las certezas y el cuestionamiento de las identidades. Por otra parte, el vertiginoso desarrollo de las sociedades modernas está provocando también cambios cada vez más intensos en las estructuras familiares y una creciente tendencia hacia el deseo de seguridad. El saber tradicional, tal como lo transmiten la Iglesia, la escuela, la familia o el Estado, envejece muy deprisa. Y los conflictos entre las distintas soluciones propuestas tienden a librarse en los confines del mercado: los fines y los contenidos de la vida compiten entre sí, de manera que, en este contexto, las orientaciones que se pretendan eficaces tendrán que responder al desafío de hacer compatibles ciertos conceptos de la vida que resulten válidos para el individuo con otras indicaciones que apoyen la condición comunitaria de la sociedad. Si la crisis de sentido del mundo actual, según los autores de este libro, surge de los procesos de modernización, pluralización y --especialmente en el ámbito europeo-- secularización de la sociedad, la solución quizá resida en las instituciones intermedias existentes entre el individuo y el macrosistema social.

PLURALISMO

La libertad no puede considerarse aisladamente, pues lo que ya somos es uno de sus límites. Otro límite son las consecuencias de su uso, que son parte de la libertad social. Cuando actuamos, nuestra conducta afecta a los demás y a nosotros mismos, queramos o no. El uso de la libertad y la acción humana modifican las situaciones. Para tener en cuenta las consecuencias de la libertad es preciso aludir a la responsabilidad y a la autoridad. La primera es el cultivo de la atención hacia las consecuencias de nuestros actos, el hacerse cargo de ellas. La segunda, la instancia que dirige y coordina las distintas libertad en relación con la situación concreta de que se trate.

Es muy corriente hablar de libertad, pero no siempre se insiste lo suficiente en que uno es responsable de sus actos. De la misma manera, desde hace bastante tiempo, en Europa es corriente considerar que libertad y autoridad se oponen, y que donde se da una no puede dar la otra. Ahora vamos a considerar cierto exceso y cierto defecto de la libertad social, o lo que es lo mismo, la relación entre ella, la responsabilidad y la autoridad.

El exceso de libertad social, y el consiguiente defecto de responsabilidad y autoridad, puede ser llamado permisivismo o ideología tolerante. Es un modo de pensar y actuar que hoy ha llegado a ser predominante en muchos países occidentales, en especial a partir de 1968.

La ideología tolerante asume una verdad importante que no es patrimonio suyo: el pluralismo, la diversidad y la tolerancia son valores irrenunciables, que asumen la forma de un ideal al que aspirar, a partir del hecho evidente de que somos distintos, y hemos de respetarnos como somos, distintos, con opiniones, estilos de vida y valores diferentes

MODERNIDAD

En términos generales la modernidad ha sido el resutlado de un vasto transcurso histórico, que presentó tanto elementos de continuidad como de ruptura; esto quiere decir que su formación y consolidación se realizaron a través de un complejo proceso que duró siglos e implicó tanto acumulación de conocimientos, técnicas, riquezas, medios de acción, como la irrupción de elementos nuevos: surgimiento de clases, de ideologías e instituciones que se gestaron, desarrollaron y fueron fortaleciéndose en medio de luchas y confrontaciones en el seno de la sociedad feudal.

Se trata de un proceso de carácter global -de una realidad distinta a las precedentes etapas históricas- en la que lo económico, lo social, lo político y lo cultural se interrelacionan, se interpenetran, avanzana ritmos desiguales hasta terminar por configurar la moderna sociedad burguesa, el capitalismo y una nueva forma de organización política, el Estado-nación.

La modernidad surge en los ahora llamados "países centrales" (Europa occidental y, más tarde, Estados Unidos); luego, con el tiempo, se expande hasta volverse mundial y establecer con los países llamados "periféricos" una relación de dominación, de explotación y (le intercambio desigual, donde el centro desempeña el papel activo, impone el modo de producción capitalista (MPC) y destruye o íntegra (pero vaciándolas de su contenido y despojándolas de su significado) las estructuras precapitalistas autóctonas y tradicionales. Este proceso, que atraviesa por divesas etapas, desemboca en la actual generalización del mundo de la mercancía y en la consolidación de los Estados modernos.

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